

Desde siempre se nos ha resaltado la importancia que tiene para el medio ambiente el reciclaje y la correcta separación de los residuos desde la fuente. Sin embargo, pocas veces nos paramos a preguntar si dicha práctica representa una solución real al problema de contaminación en el mundo. La verdad es que el interés de lo que ocurre después de la recolección de los residuos es casi nula, por ello no somos conscientes de lo que pasa después de que el camión de la basura hace su recorrido. No somos conscientes que cada plástico debe ser reciclado por separado, por lo que algunos empaques de alimentos compuestos por múltiples capas todas diferentes son imposibles de reciclar, algo similar ocurre con las bolsas plásticas, estas suelen ser muy endebles y propensas a enredarse con otros materiales en una cinta transportadora, en el caso del polipropileno de los vasos de yogur y otros artículos tampoco suele reciclarse, ya que su tratamiento da como resultado una mezcla de polipropileno oscuro y maloliente que pocos fabricantes utilizarán.
Entonces, ¿cuál es la solución?, bueno tal vez la respuesta sea la reducción del consumo de plástico, o el reemplazo de los materiales convencionales por otros de carácter biodegradable, sin embargo, ninguna de estas opciones es viable, por lo menos no hoy en día, los costos de producción o las propiedades de estos nuevos materiales no se adaptan a su uso. Entonces ¿Cuál es la solución real?, no existe, por lo menos no una única solución, sino un conjunto de ellas y eso es lo que los químicos están estudiando hoy.
Tomado y adaptado de: https://www.sciencenews.org/article/chemistry-recycling-plastic-landfills-trash-materials